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martes, 26 de enero de 2016

Las Juntas Generales pide la comparecencia del arquitecto de San Mamés Barria

La comisión de las Juntas Generales de Bizkaia ha aprobado por unanimidad la petición de comparecencia solicitada por el grupo juntero EH Bildu para que el arquitecto de San Mames Barria, César Azkarate, acuda a la sede foral con el fin de informar de la situación generada con la futura ampliación de la cubierta del estadio del Athletic Club.



La coalición abertzale pretende, con esta comparecencia, "aclarar" quién debe hacerse cargo del pago de largar la cubierta, cuyo cuyo coste está estimado en 10 millones de euros. El juntero Zigor Izuskiza ha señalado que existen "dudas" sobre si han existido o no "deficiencias" en el proyecto inicial en torno a la "impermeabilización" del nuevo campo del club rojiblanco.

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En una comparecencia el pasado mes de noviembre, el diputado foral de Hacienda, Jose María Iruarrizaga, afirmó que por el momento no existe un proyecto y tampoco una consignación presupuestaria para la posible ampliación de la cubierta del estadio, como solución al problema de los socios del Athletic Club que se mojan en sus localidades.

De hecho, desde el Athletic Club aún no ha habido explicaciones públicas sobre la alternativa elegida para ampliar la cubierta de San Mamés. El pasado 30 de diciembre, el club rojiblanco anunciaba en su página web que "por problemas de agenda que impiden la convocatoria del Consejo de la sociedad San Mames Barria SL", la comparecencia prevista para explicar el proyecto de ampliación de la cubierta quedaba pospuesta "hasta el próximo mes de enero", que está a poco de concluir.

El coste de la obra alcanzará los 10 millones de euros, aunque se desconoce cuál será la financiación de la misma. En un principio, tanto el Gobierno Vasco como la Diputación aseguraron que no participarían en la misma y que era un asunto que debería de abordar el Athletic Club. La Sociedad San Mamés Barria, que reúne a los cincos dueños del estadio (Athletic, BBK, Gobierno Vasco, Diputación Foral de Bizkaia y Ayuntamiento de Bilbao) decidió en su última reunión del 17 de diciembre afrontar una ampliación de capital de 3,7 millones de euros. El Gobierno vasco anunció que aumentaría su participación con la suscripción de 2,2 millones de euros en acciones, aunque sin especificar si ese dinero irá destinado a la cubierta u otros fines. El ente foral no ha manifestado cifras al respecto, mientras que el Consistorio, a través de su alcalde Juan Mari Aburto, confirmó que colaborará con el proyecto de la cubierta 'en especie', es decir, otorgando licencias.

Las obras de acondicionamiento de la cubierta se ejecutará el próximo verano, una vez que el Bilbao Athletic concluya la temporada liguera, que finaliza más tarde que la competición de Primera División.

lunes, 22 de abril de 2013

Propuesta de ubicación del arco de San Mamés del arquitecto Iñaki Uriarte

El arquitecto bilbaíno Iñaki Uriarte, nos hace llega la siguiente propuesta de ubicación del arco San Mamés. Se ruega difusión citando la autoría (Iñaki Uriarte)


Propuesta ubicación arco de San Mamés en el nuevo estadio (Iñaki Uriarte)



El arco de San Mames

El 12 de abril de 1953 se jugó el primer partido con la tribuna principal acabada

Hace casi un siglo, el 21 de agosto de 1913 se inauguró el campo de foot-ball del Atlhetic Club de Bilbao, un terreno de juego perimetralmente vallado con una tribuna de madera proyectada por el insigne arquitecto Manuel María Smith. Situado en las afueras de una villa que empezaba a expandirse desde su centro histórico hacia el otro lado de la ría por la anteiglesia de Abando junto al edificio de la Santa Casa de Misericordia (1871) y el Hospital de Basurto (1908).

Posteriormente en 1924 ya se ampliaron dos laterales y se hizo una primera grada, la de Capuchinos. En 1953 se construyó la tribuna principal con su amplia cubierta soportada por el gran arco, poco después en 1961 la tribuna norte de Misericordia y en 1972 la tribuna este, que permanecerá en la última remodelación de 1982 para los Mundiales de Fútbol ya con una capacidad de 46.000 espectadores.

Actualmente sólo una jugada magistral de alguna institución culta y sensible podría en estos 
momentos finales de un encuentro tramposo evitar la tragedia cultural e identitaria que supone la destrucción del arco de la tribuna de San Mamés.

En 1950, en plena dictadura el club entonces Atlético de Bilbao, siendo presidente Enrique Guzmán, acertadamente convocó un concurso de ampliación y reforma de San Mamés del cual resultó ganador el equipo formado por los destacados arquitectos José Antonio Domínguez Salazar, Ricardo Magdalena Gayán, Carlos de Miguel González y el prestigioso ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Carlos Fernández Casado artífice del cálculo estructural.

Los autores del proyecto (1951) plantearon que la tribuna fuese el elemento fundamental del conjunto, de modo que dominara y definiese la arquitectura del futuro campo evitando lógicamente los pilares de apoyo intermedios. Pretendieron algo funcional, audaz y original: construir la cubierta como una superficie cilíndrica organizada en losas curvas de hormigón armado apoyadas en arcos del mismo tipo y que sería la más grande del mundo en aquella época. Pero la situación económica de la posguerra aporto la sensatez necesaria para reflexionar y volver a la solución inicialmente descartada: una estructura metálica.

La obra se inició el 23 de enero de 1952 e incluso en su transcurso se modificaron algunos aspectos importantes, muestra de la capacidad técnica y compresiva de sus autores y las empresas participantes. Era la primera vez que se empleaba la tipología de arco o bowstring en una estructura deportiva. En su realización, con difíciles condiciones de todo tipo desde meteorológicas hasta de medios auxiliares, intervinieron empresas vascas: desde el acero suministrado por Altos Hornos de Vizcaya, la S.A. Basconia de Basauri que hizo la estructura metálica cuya instalación realizó la Sociedad Ibérica de Montajes Metálicos, S.L. de Bilbao y la constructora Isidro Castellanos, S.A. acometió el resto de la obra.

El resultado fue excelente demostrando una experiencia y técnicas sobresalientes, especialmente los soldadores por la dificultad de su trabajo y con una ejecución del hormigón armado muy esmerada por lo que se abujardó en la fachada principal como acabado definitivo. El complejísimo montaje se completó el 13 de marzo de 1953 y la tribuna con todas sus localidades se ocuparon el 12 de abril, en el partido del entonces Atlético jugando contra el Oviedo (3-3) aunque la inauguración oficial se hizo el 8 de noviembre con un extraño encuentro entre dos selecciones extranjeras Suecia y España. San Mamés surgió con el don de la belleza.

Dada la proeza tecnológica de esta genial estructura es necesario describirla con la máxima precisión. Esencialmente está constituida por elementos metálicos soldados construidos con almas y platabandas de 8, 10 y 12 mm. además de los perfiles convencionales. Aunque habitualmente se referencia figurativamente como el arco de la tribuna de San Mamés en realidad se trata de dos enormes arcos atirantados paralelos de 115 metros de longitud separados 6,60 m. y arriostrados entre sí por cruces de San Andrés de 578 x 180 mm. apoyados en sus extremos, con articulación fija en uno y de libre deslizamiento el otro. El canto de cada uno es constante, 1,74 m. y 0, 50 m. de base que en su centro alcanzan una altura de 16,28 m sobre la base de los tirantes horizontales.

Desde ellos se suspende un amplio techo inclinado hacia la fachada del recinto. Este tablero de la cubierta constituido con perfiles metálicos cada 6 metros en sección de doble T de 28 metros de ancho y canto variable de 350 a 1320 mm. se sustenta en tres apoyos: uno empotrado en los pilares de la fachada y dos en los largos tirantes longitudinales bajo los arcos, siendo el último tramo en voladizo de 7,40 m. Sobre ella transversalmente están las correas, perfiles doble T de 10 cm. y el revestimiento inicialmente de Uralita por el exterior y de tablero en el interior. Los tirantes son sostenidos cada 6 m. por las péndolas, las barras verticales de 40 mm que penden de los arcos. La racionalidad del cálculo se expresa a su vez en su sencillez geométrica.

El arco es la expresión final, formal y consecuentemente figurativa de una colosal estructura metálica minuciosa y austeramente calculada, excelentemente fabricada y brillantemente montada, propia de una ingeniería docta y refinada y paradigma de una cultura del hierro sobria y eficaz, por lo que el resultado era y es, genuinamente esplendido, arquitectónicamente bello y paisajísticamente sublime.

Esta estructura junto con el Puente de Bizkaia (1893) y el Muelle De Hierro (1887) son las grandes obras en hierro de Euskal Herria relativas únicamente al ámbito de Bilbao, referenciadas en importantes publicaciones técnicas internacionales. Sus dimensiones y forma le otorgan una elegancia que junto con el Ascensor de Mallona, El Tigre de Deustua y la grúa Carola constituyen destacados hitos celestiales del horizonte bilbaíno.

El arco y Tribuna de San Mamés, es un bien de interés cultural por su valor histórico, tecnológico, paisajístico y social que en el vigente Plan General de Bilbao de 1994 estaba catalogado como de Protección Especial Nivel A, el máximo. Pero en la reunión de la Comisión de Patrimonio de Bilbao de 12 de mayo de 2006, y con el habitual beneplácito destructivo de los vocales, todos funcionarios municipales menos una historiadora aprobaron que se rebajara su grado al de Conservación Básica nivel D, lo que facilitaba su demolición.

Solamente intervino en defensa del arco Herria Aurrera, que presentó al acuerdo Plenario del 25 de Mayo de 2006 la siguiente alegación:”Mantener el actual nivel de protección (A) del Arco de San Mamés y de tener que proceder a su traslado al nuevo campo de fútbol se haga con todas las garantías de conservación de toda su estructura”. Los colegios profesionales de Arquitectos e Ingenieros se mantuvieron en su tradicional cómplice silencio. Los compromisarios de los socios no han dicho apenas nada, únicamente la Peña Deusto ha tenido la sensibilidad, dignidad, acierto y éxito no sólo de reivindicar su permanencia sino incluso de organizar una recogida de firmas que ha llegado a unas 20.000.


En 1996 el alcalde Josu Ortuondo admitía la posibilidad de ampliar el campo en su propio 
emplazamiento y marzo de dicho año el Athletic siendo entonces presidente Jose Mª Arrate por su cuenta y sin consenso municipal alguno, el Plan de Abandoibarra ya estaba desarrollándose, sorpresivamente asistimos a la presentación consecutiva, los días 7 y 11 con una enorme expectación mediática, de dos ante proyectos de nuevo campo encargados a los arquitectos Santiago Calatrava y Norman Foster en un emplazamiento junto al Puente de Deustua. Un derroche de dinero que no sirvió para nada. El 25 de febrero de dicho año el entonces concejal de EA Jose Manuel Uribarri ya presentó la idea precursora de la actual situación: “Girar el campo 90 º trasladando hacia atrás el arco.”


En todo este proceso no ha existido debate, ni desde un ámbito urbanístico arquitectónico, ni
patrimonial ni económico sobre este propósito, empezando en primer lugar por si era necesario un campo nuevo o se podía ampliar el actual. Se ha esperado al centenario del inicial para jugar con los sentimientos y distraer la atención. Una obra nueva que no ha suscitado apenas críticas y ningún elogio de alguien no implicado. Se justifico de modo extraño el no realizar un concurso de ideas aludiendo a que casi todos los parámetros emplazamiento, altura, perfil, vuelos estaban ya definidos, una burda excusa que oculta obviedades.


El concurso de proyectos constituye desde hace siglos la más democrática y segura modalidad de resolver un proyecto de relevancia y complejidad. Incomprensible sino sospechosamente no se ha hecho y hubiese permitido, si es qué el emplazamiento debía mantenerse, introduciéndolo en las bases como una condición ineludible o meritoria el que los participantes ingeniaran soluciones para que en los graderíos o accesos estuviese esta estructura referencial como parte destacada e integrada de una nueva arquitecturaAdemás, al margen del arco es seguro que el nuevo campo hubiese sido mucho más acertado tanto por experiencia de los participantes como por un proyecto de ejecución resultante que recogiese aspectos interesantes y mejorables de los otros concurrentes. Lo que está ocurriendo es que se gasta muchísimo dinero público para resolver problemas meramente técnicos, capacidad, normativas y servicios en un estadio nuevo que sin duda podría ser mucho mejor, ya que este es el resultado de una sola idea. La arquitectura ha quedado relegada por su opresivo entorno. Es decir una obra costosa para contener además de un terreno de juego y gradas todas las imposiciones que los socios de la empresa San
Mamés Barria exigen y los socios del club no reclaman.


La adjudicación directa del proyecto de ejecución a ACXT, división de arquitectura de la ingeniería Idom, es un acto característico de una tiranía y éticamente despreciable que el anterior Gobierno Vasco, la Diputación y el Ayuntamiento lo hayan admitido y alentado. Lo cual en ningún momento cuestiona la capacidad y acreditada solvencia técnica de la empresa beneficiada y del autor del proyecto el notable arquitecto César Azcárate sobradamente demostrada en otros importantes y complejos proyectos.

En definitiva ha sido una gran oportunidad desperdiciada para hacer ciudad habiendo construido en lugar adecuado considerando el dinero derrochado y la relevancia social de lo deportivo, una obra de gran calidad arquitectónica, que es algo más que funcional y espectacular, paisajística y simbólicamente interesante.

La desaparición por destrucción del arco de San Mamés o su emplazamiento compasivo en un sitio sin relación con el nuevo campo ni relevancia paisajística, además de una denuncia por la desidia de los responsables políticos en asuntos de cultura, es la demostración palpable de un pueblo sin autoestima identitaria, una frivolidad social, un rotundo fracaso colectivo, la renuncia a una de sus más destacadas e importantes creaciones, en definitiva una dolorosa derrota cultural. Hay que archivar para siempre del apelativo de la catedral.



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martes, 16 de abril de 2013

EL ARCO DE SAN MAMES, PATRIMONIO IRRENUNCIABLE DE BILBAO.


La descatalogación como monumento protegido del arco de San Mamés, constituye un 
gravísimo atentado al patrimonio Arquitectónico Bilbaíno, y un notable ejercicio de 
incultura. Ante la próxima demolición de San Mamés, cabe preguntarse porque no ha 
sido posible una ampliación orgánica del mismo (en crecimiento continuo desde un 
origen) al modo de referencias cercanas Camp Nou, ó Bernabeú, estadios que han 
podido reformarse por ampliación sin perder su esencia: aquello que los distinguía
de otros.

Es obvia la necesidad de renovación de la Vieja Catedral, por motivos de seguridad, 
homologación europea etc., lo que esta ampliación y reforma no lleva en modo alguno 
implícito es la demolición o posible traslado del arco, tras la descatalogación como 
monumento protegido la mala conciencia de algún poder público ha llevado a prometer
un traslado incierto a un puente de vado desconocido, que debería coincidir con la 
longitud del Arco; sería peor el remedio que la enfermedad: la descontextualización del 
Arco, reconvertido a atracción de feria, ornamento tras el delito cometido contra un 
patrimonio valiosísimo.

Si las circunstancias por la imposible evacuación a través de la calle Luis Briñas, 
obligan al giro del Nuevo Campo, no es menos cierto que es un giro de arco a noventa 
grados de la catedral cuyo centro esta prácticamente sobre la línea de Alero de La 
tribuna principal de San Mamés, bajo la sombra del arco, quizás incluso coincida con el 
banderín de corner.

Entre los años 1951 y 1953, al dictado de Mies Van der Rohe “Determinadas 
necesidades técnicas conducen a nuevas formas de gran expresividad “ los arquitectos 
Domínguez Salazar , Ricardo Magdalena ; Carlos de Miguel y el ingeniero Fernández –
Casado , consiguieron con audacia y ambición técnica y estética –Arquitectónica- dar la 
máxima luz libre de pilares a toda la tribuna , en toda la longitud del campo, algo que no 
se consiguió veinte años después al cubrir la tribuna Este.

En la tribuna principal, las vigas metálicas en ménsula de cubierta eran colgadas 
mediante tirantes del propio arco, que trasladaba estos esfuerzos a las torres de sus 
extremos, estribos del Arco, desde donde la estatua de Pichichi presidia el ritual del 
Futbol. La solución Arquitectónica de la tribuna, de enorme belleza plástica: por su 
sencillez, audacia y elegancia –quizás síntesis perfecta del alma bilbaína- colocó a 
Bilbao en los manuales de Historia de la arquitectura mundial, mucho antes que 
obras posteriores.

En la sabia y sobria reforma de la Catedral para el mundial de 1982, del Arquitecto 
Elías Más, se consiguió unificar las fachadas dando continuidad, articulando los giros de 
las mismas y lo mas importante, mantener la esencia del campo, el Arco fue quizás 
prejubilado de gran parte de sus esfuerzos mecánicos sin perder un ápice de su 
plasticidad, sus apoyos en las torres – demolidas para aumentar el aforo de las tribunas 
y doblar las esquinas – fueron sustituidos ( en una operación no exenta de riesgos) por 
apoyos en grandes ménsulas de Hormigón aumentando incluso la ligereza de la 
solución original.

Es una muestra de incultura Arquitectónica despreciar en el nuevo San 
Mamés esta evolución, la tradición en modo alguno está reñida con la modernidad. Algo falla para que sesenta años después de su terminación, y con muchos más medios ingenieriles, 
no se haya mantenido el Arco como símbolo de una evolución con respeto a la 
tradición, como ornamento si, seguro que despojado ya de toda función estructural -
jubilado - pero con respeto a la tradición, con el aprecio debido a la elegantísima
sobriedad de sus líneas, silueta distintiva de un Bilbao pujante en crecimiento Industrial 
continuo, que quedo grabado como lo que es un símbolo en la pegatina del 
centenario del ATHLETIC.

El que exista una masiva recogida de firmas en contra de este destierro ó traslado 
forzoso, demuestra que la ciudadanía aprecia en mucho sus valores, que es mucho más 
sensible que los poderes públicos que lo descatalogaron, a los que convendría recordar 
que la belleza de la condición sustentante del Arco, la ligereza de sus celosías
metálicas es tal que es obvia la inspiración que despierta en grandes obras de 
arquitectura contemporánea por ejemplo el nuevo Estadio de Wembley de un 
inglés que vino a Bilbao: sir Norman Foster.

En Getxo 10 de octubre de 2012-10-10
FERNANDO PEREZ RODRIGUEZ-URRUTIA 
Arquitecto COAVN 1387
DNI 16.036.278 B
Móvil. 679424047

Fuente: Peña Deusto

miércoles, 10 de abril de 2013

«Lo del arco de San Mamés es una barbarie cultural»

Iñaki Uriarte, Arquitecto. Estudioso del Patrimonio Arquitectónico, Industrial y
Portuario, se ha especializado como documentalista y articulista en temas urbanos y de arquitectura. Salvaguarda de la rica memoria industrial, arquitectónica y paisajística vizcaína, este conocido arquitecto no se muerde la lengua a la hora de reprobar el incierto futuro del arco de San Mamés, ni el proyecto del nuevo estadio.


Joseba VIVANCO

Alguien escribió una vez que «en Bilbao hay dos fuentes de entretenimiento que jamás defraudan: la primera la constituyen los comentarios elogiosos sobre el museo Guggenheim; y la segunda, la acerada crítica del arquitecto Iñaki Uriarte a los vicios del urbanismo local». Y, desde luego, alguien como él, auténtica chinita en el zapato de las políticas urbanísticas en la capital bilbaina, no podía permanecer callado en el adiós al viejo San Mamés y la ¿bienvenida? al nuevo estadio

Entre uno y otro, la incertidumbre sobre el futuro del arco de La Catedral es algo que le lleva los demonios a este estudioso del patrimonio arquitectónico. No debe resultar extraña tal indignación si leemos lo que de esta pieza única escribe el propio Uriarte: «El arco es la expresión final, formal y consecuentemente figurativa de una colosal estructura metálica minuciosa y austeramente calculada, excelentemente fabricada y brillantemente montada. Propia de una ingeniería docta y refinada y paradigma de una cultura del hierro sobria y eficaz, por lo que el resultado era, y es, genuinamente espléndido, arquitectónicamente bello y paisajísticamente sublime». Y es ese conjunto de elogios el que -denuncia- ha sido arrastrado por el mismísimo barro.

Usted no es para nada futbolero, pero como bilbaíno y como defendor del patrimonio urbanístico vasco, el adiós al viejo San Mamés seguro que le apena...

La respuesta es sencilla, la casi ya definitiva desaparicion del arco de San Mamés es un hecho que afecta a cualquier persona que tenga una mínima sensibilidad por una ciudad. No creo que haya nadie, aun siendo forastero, que pueda aceptar la eliminación de esa magna obra. Actualmente, solo una jugada magistral podría, en estos momentos finales de un encuentro tramposo, evitar la tragedia cultural e identitaria que supone la destrucción del arco.

Porque estamos ante un elemento arquitectónico que va mucho más allá de lo ornamental o lo puramente constructivo.

Nos situamos frente a una obra excepcional de la arquitectura europea de aquellos tiempos, hecha con un cálculo muy preciso, de unas personas que tuvieron muy claro qué estaban abordando, un desafío tecnológico importante con unos procesos de montaje para la época que hay que verlo, un alarde de técnica, previsión y ejecución, hecho -no lo olvidemos- con los medios de la época.

Que, además, es algo que identifica a la propia ciudad, un icono.
Mire, este arco junto al Puente de Bizkaia y el Muelle de Hierro son las grandes obras en estructura metálica de Euskal Herria relativas únicamente al ámbito de Bilbao. Forman parte de esa cultura que reafirma esa vinculación de Bizkaia con el hierro; son el síntoma de identidad de un territorio que ha sido la patria del hierro y el acero. Le diré más, el arco y, poco después, el Santuario de Arantzazu, representan la incorporación de Euskal Herria en la cultura arquitectónica moderna de Europa. Si el arco era un desafío técnico, Arantzazu lo era estético.

Y, sin embargo, a dos meses vista del derribo del estadio, nada se sabe del futuro del arco...
Eso evidencia una mendicidad, un analfabetismo de muchos implicados, como son las propias juntas directivas del Athletic que lo debían haber previsto y que han demostrado una insensibilidad e ignorancia. Por supuesto también de los departamentos de Cultura de Ayuntamiento, de Diputación, y los propios socios en general, porque al final, afortunadamente, ha tenido que ser el interés de la Peña Deusto la que haya recogido más de 20.000 firmas y contribuir a sacarlo a la luz.

Pero antes de llegar a este punto, usted denuncia que el final de este emblemático arco comenzó a gestarse años antes...
Sí, todo empieza con la reunión de la Comisión de Patrimonio de Bilbao el 12 de mayo de 2006, presidida por la sumisa concejal de Urbanismo Julia Madrazo, de desdichada gestión, y con el habitual beneplácito destructivo de los vocales Agustín Arzua, Mauro Valdivieso, Jose Luis Sabas, y el voto de Blanca Brea y María Jesús Cava. Tan solo el arquitecto José Cruz Erice se opuso entonces a la rebaja del grado de Protección Especial nivel A que tenía el arco, al de Conservación Básica nivel D, lo que facilitaba su demolición. Esos son los primeros responsables porque permitieron facilitar el camino al despropósito que ya se estaba tramando, y el cinismo de alguna de esas personas, que después en el periódico ``Bilbao'' llegó a publicar un artículo en defensa del arco después de lo que había hecho.

¿Entiende por qué se tomó aquella decisión?
Es el paso donde se inician siempre estas cosas, en términos urbanísticos, de corrupción, y este en particular es una bajeza cultural... Lo que habría que saber es la maldad que había en la cabeza de esas personas para actuar así hacia un símbolo reconocido y para el que, como la colonia de Sukarrieta, nunca se han articulado mecanismos de defensa en la creencia de que nadie iba a ser capaz de derribarlo. Y ahí me incluyo también, porque nadie solicitó que fuera declarado Bien Cultural Calificado, haber pasado del rango municipal al ámbito vasco.

A lo mejor era un elemento que molestaba para futuras actuaciones como el nuevo estadio...
Más que molestar el problema es que hay una ignorancia colectiva de no apreciar las cosas seguramente por la cotidianidad. Porque lo que van a hacer con San Mamés representa el fracaso y renuncia de la sociedad vizcaína, y particularmente la bilbaína, a una de sus más grandes creaciones. Fracaso y renuncia.

¿Podría el arco haber formado parte del nuevo estadio?
Absolutamente. Primero poniéndolo como condición de proyecto, un concurso de ideas donde lo pones como condición, si no iledudible, sí muy puntuable. Incluso podría haber sido un elemento simbólico de entrada al nuevo campo. Es más, el arco sería perfectamente trasladable, por ejemplo, a la zona de la portería del nuevo campo que da a la Ría, en altura, limpio y destacado en el horizonte. Pero nadie lo ha aconsejado ni lo ha impuesto. Lo que sucede es que la designación a dedo del proyecto por parte del club es un acto que induce a sospechas, la renuncia al concurso abierto es limitar las posibilidades de una obra muy creativa, se evitan ideas brillantísimas. El proyecto se adjudicó a la firma IDOM, de gran solvencia técnica, pero que solo ha tenido que resolver un encargo que le resulta fácil porque no tiene competencia.

¿A dedo, dice?
Resulta vergonzoso si no ilegal que las Administraciones Públicas, que el Gobierno vasco decida unirse a Diputación y Ayuntamiento para financiar una obra que se ha dado a dedo. Es un procedimiento corrupto, sin olvidar la otra parte que es financiar con un dinero público a un club privado cuya actividad es un partido protagonizado por unos personajes que son, una de las cosas más brillantes que he oído ultimamente, «millonarios prematuros», y añadiría también lo de beneficiados fiscales. Un trato de privilegio que rebela a cualquiera con conciencia social. Y si encima hay un acto de barbarie cultural como es la eliminación del arco, el asunto es ya sublevante. Se ha gastado muchísimo dinero público para resolver problemas meramente técnicos, capacidad, normativas y servicios en un estadio nuevo que sin duda podría ser mucho mejor, ya que este es el resultado de una sola idea.

Volviendo al arco. Una de las opciones que más ha sonado es reubicarlo en otro lugar, a modo de elemento ornamental en un parque o incluso como pasarela en la propia Ría. ¿Le convence?
Pero estaría colocado en una posición decadente, como calavérica, de unos restos dejados ahí por compasión. Es un consuelo hipócrita, intentar quitarse el remordimiento de no haberlo destruido. Pero la cuestión es que hablamos de una pieza en alto y un elemento de ese rango, incluso como pasarela, me parece deprimente. El arco de San Mamés, el ascensor de Maiona, la grúa Carola y el Tigre son los hitos celestiales de Bilbao, pertenecen a la línea del horizonte, de esos símbolos reconocibles de una ciudad que tienen una gran potencia iconográfica, se distinguen de lejos, refieren lugares, señalan hitos...

Lo último que se ha argumentado es que la estructura del arco está bastante deteriorada...
¿Y mientras ha estado como elemento catalogado y estructural, es decir, de seguridad, dónde ha estado el deber de mantenimiento? Ese argumento no es válido.

El viejo San Mamés será ya historia, lo mismo que el arco, ¿será el nuevo estadio un nuevo icono arquitectónico de la ciudad?
En ningún aspecto. San Mamés surgió con el don de la belleza. Este nuevo estadio, en cambio, es una arquitectura tan meramente funcional, tan exenta de creatividad... no va a aportar nada. Tiene muchas reminiscencias a otros campos, una arquitectura anodina, y de cara a la ciudad da una respuesta rutinaria. Sin ir más lejos, al final de Licenciado Poza aparece el escudo del Athletic y eso da una referencia visual a lo lejos, lo mismo que Anoeta al final de la avenida tiene allí un elemento simbólico. Pues en este caso, el nuevo campo no estará al final de una avenida ni un eje ni nada, es un elemento forzadamente encajado entre edificaciones, absolutamente perdido, dislocado de referencias. Porque donde está el actual campo se sitúan unos edificios universitarios con una planta curva, lo que propicia en su conjunto arquitecturas muy difíciles. Todo muy congestionado. Le falta expansión urbana, porque la otra pregunta sería, ¿es el lugar más adecuado para un nuevo campo de fútbol? Yo lo dudo.

¿No le convence este enclave?
Todos los campos tienden a alejarse algo del centro de las ciudades. Por ejemplo, se me ocurre quizá el espacio donde está el Instituto Médico Quirúrgico, donde había terreno, compatible con la apertura de la dársena. Pero mi opinión es que se debería haber estudiado más el emplazamiento. La falta de perspectivas visuales impedirá su percepción adecuada, por no hablar del inevitable conflicto de tráfico con el nuevo acceso por Basurto, 57.500 vehículos diarios en una estimación baja. En definitiva, una mala alternativa de emplazamiento de un campo de fútbol en una parte consolidada de Bilbao.

¿No cree entonces que el nuevo campo recoja el testigo simbólico y sentimental de La Catedral?
En absoluto. El sentimiento de Catedral por la grandeza de San Mamés no creo que se repita... Será un santuario... ¡o un suntuario! El apelativo de Catedral se acaba con el viejo campo. Y es más, por elemental respeto y dignidad espero que el Athletic dedique una puerta a Iñigo Cabacas y con su nombre, lo mismo que hay un busto de Pichichi. Un seguidor asesinado por la Ertzaintza en la celebración de un partido merece un recuerdo perpetuo por parte del club. Lo mismo que espero que eliminen los pases de favor a políticos, que se paguen la entrada como hizo Bielsa en Anoeta. Lo de los gorrones permanentes se debería acabar.

Iñaki Uriarte lo deja ahí. Los descalificativos ante lo que cree un atropello no se le agotan. Al menos, confía que en la inauguración del nuevo estadio se haga un guiño a la Ría, la misma que trajo el fútbol a Bilbo y que quiere volver a ver surcar la gabarra.

Fuente: Gara

sábado, 29 de mayo de 2010

César Azcárate prevé ampliar el aforo hasta las 55.500 localidades



BILBAO. La ingeniería Idom se ha visto en un escenario de tirar de esbozo tras esbozo. Tres años de continuas pinceladas. Pendiente de los retoques que le mandaban desde la sociedad San Mames Barria. Es el precio que se paga cuando existe una dependencia de los ajustes económicos y estratégicos de un proyecto de envergadura, que soporta una inversión de 157 millones de euros y donde se penaliza cualquier detalle que se pueda dejar al capricho de la improvisación.

El futuro San Mamés, que empezó a nacer ayer con la colocación de la primera piedra, será realidad en el primer encuentro oficial de la temporada 2013-14, cuando abra sus puertas a una nueva era. Para entonces, estará operativo en tres cuartos del mismo, a la espera de que a lo largo de 2015 se ponga el último tornillo que finiquite la nueva maravilla del Athletic.

Con la primera inauguración del complejo, serán 35.000 personas, cifra que responde a la actual masa social de la entidad rojiblanca, las que ocupen sus respectivos asientos. Dos años después, el aforo se irá a los 53.000, tope del futuro San Mamés. Sin embargo, esta capacidad no será rígida. El proyecto se reserva un retoque posterior. Es decir, que queda margen para una nueva operación, destinada a ampliar el aforo en 2.500 localidades más, con lo que se rebasaría los 55.500 asientos, con lo que se acercaría a los conceptos manejados en el proyecto original, que apuntaba una capacidad de 58.000 personas.

César Azcárate, arquitecto encargado del proyecto de construcción del futuro estadio, así lo desveló ayer. No puso fecha a esa hipotética ampliación, que se analizará "una vez que se conozca la respuesta de la masa social", aunque sí apuntó que los permisos se ajustan a la normativa de edificación, por lo que se desactivarían inconvenientes en la faceta urbanística.

Ese aforo extra se aplicaría, previsiblemente, en la segunda de las dos alturas de gradas que lucirán el estadio, que ha tenido que renunciar al tercer anillo, mientras que sí tendrá uno intermedio que albergará los palcos VIP, los cuales generarán unos ingresos de los que se carece con la estructura del actual San Mamés.

HORA DE LA MAQUINARIA Las máquinas comenzarán a partir de hoy a poner el reloj en marcha. Lo harán dentro del proceso de demolición de los cimientos y desescombro de los terrenos de la antigua Feria Internacional de Muestras de Bilbao, donde se levantará la nueva joya de la corona del Athletic, una inmensa parcela en la que ya se afanan las grúas y camiones que levantan el primero de los edificios de la UPV que dan forma a la futura unidad urbanística de todo el área de San Mamés.

Azcárate explicó que estos trabajos se sumarán a los iniciales que se asocian al proceso constructivo del complejo, por lo que el esqueleto del nuevo estadio del Athletic podrá ser admirado a partir del otoño de 2011, cuando todo el entorno rojiblanco se podrá hacer una idea palpable del diseño del campo.

De esta forma, se pondrá en marcha una nueva maquinaria, la que absorbe a todo el papeleo y formalismo de los requisitos y matices de los concursos públicos de construcción, adjudicación de los equipamientos de los usos públicos que se acuerden (polideportivo municipal, pista de atletismo...) y demás tareas auxiliares, con lo que se dará cuerpo al contenido.

El actual San Mamés, denominado ya como viejo, albergará su último servicio al final del curso 2012-13, precisamente cuando cumpla cien años de vida. Una efemérides que dará paso a su derribo, con lo que se consumará la transición al futuro estadio, a muy pocos metros de distancia.

Será, por tanto, un verano en el que se guardarán infinidad de emotivos recuerdos para entrar en un escenario de nuevas ilusiones. "La mudanza se entiende como un proceso que habrá que mimar en todos sus conceptos", sentencia Azcárate, convencido de solventar las dificultades que surjan en el camino.

Fuente: Deia

jueves, 8 de abril de 2010

El arquitecto del nuevo San Mames en Bilbosport



Cesar Azkarate, el arquitecto responsable del nuevo campo de San Mamés estará en Radio Nervión, en el programa Bilbosport

Será el miércoles 21 de abril a las 23h. de la noche para hablar en primera persona del nuevo estadio. Nuestro compañeros Iker fernandez y Miguel Angel Puente se harán cargo de la entrevista.

Fuente: Radio Nervion