sábado, 13 de julio de 2013

El rugby llegó a San Mamés

En un partido homenaje a Pichichi, disputado en 1924, entre la Association Sportiva de Bayona y el Stade Hendayais

2º partido de rugby en San Mamés 12-04-1948 Club Deportivo-SEU de Madrid
DICEN que el rugby se inventó en Inglaterra, allá por 1823, y que su creador fue el estudiante William Webb Ellis, de la Rugby School. Por lo visto, el tal Willy era un tramposo natural, y en un partido de fútbol tosco y sin ninguna gracia, tomó el balón con las manos. Así, vulnerando el reglamento que arbitraba la práctica del balompié, alumbró un nuevo deporte, hoy practicado en el mundo entero. A partir de esta circunstancia pudo nacer la célebre frase que asegura
cómo el rugby es “un juego de truhanes practicado entre caballeros”.

A principios del siglo XX, en Bilbao se desconocía esta disciplina deportiva, al punto de que un diario, El Nervión, publicaba lo que sigue el 21 de noviembre de 1902: “Hay que distinguir. Sí, hay que distinguir el Foot-Ball, llamado Rugbi, del conocido con el nombre de Foot-Ball Association. El primero de los dos sistemas de jugar, muy en boga, por cierto, entre muchos norteamericanos y algunos ingleses, es el que ofrece todos los peligros”.

Algunos años después, exactamente en mayo de 1924, diversos particulares y estamentos, cuyo nombre no consta, quisieron llevar a cabo un match de fútbol a beneficio de la viuda e hija del extraordinario Pichichi. No pareció oportuno aceptar los ofrecimientos de Zamora y Samitier para intervenir en el evento, pues sus entrenamientos preolímpicos les mantenían lejos de la Villa. En cambio, era casi seguro que podrían reaparecer dos grandes figuras del fútbol vizcaíno: Travieso y Antón Allende. Además, se daba por hecho que Ibarreche, el ex “as” de los árbitros españoles se encargaría de dirigir el encuentro, “queriendo rendir de este modo su homenaje al gran compañero, Maestro del fútbol nacional”, como reseñaba la
prensa diaria. Por diferentes causas, que hoy todavía siguen sin saberse, el partido no pudo celebrarse y quedó aplazado sine die para mejor ocasión, aunque la directiva del Athletic se ocupó de tomar diferentes acuerdos, también desconocidos a estas alturas, que hicieran menos penoso el aplazamiento.

Rugby, y no fútbol
Y,lo que son las cosas, visto que organizar un partido de fútbol parecía una tarea imposible, se dispuso –tampoco podemos aclarar por parte de quíén– llevar a cabo, a beneficio de la familia del jugador, una “exhibición de Foot-Ball Rugby” en San Mamés, el domingo 25 de aquel mes a las cinco de la tarde. Contenderían dos potentes equipos vasco-franceses: la
Association Sportiva de Bayona y el Stade Hendayais. La organización estableció para el caso unos precios razonables: General, 1,50 pesetas; Grada, 2; y Preferencia, 3.

partido de rugby en San Mamés 11-05-1990 Euskadi-Cataluña
Por seguir el caritativo consejo de enseñar al que no sabe, La Gaceta del Norte publicaba el jueves previo al acontecimiento una “idea-resumen” de juego tan singular como ignorado, para guía y conocimiento del espectador, aunque, también se advertía, bastantes años atrás había tenido lugar un enfrentamiento de este tipo en Jolaseta. Así, el artículo indicaba las características que debía reunir el terreno de juego; la composición de los equipos; en qué consistía el desarrollo del lance; los tantos a conseguirse; y, en fin, suministraba toda la información necesaria para que el público siguiera las incidencias del partido con una cómoda satisfacción.

Llegado el día del acontecimiento, San Mamés registró una bonita entrada aquel domingo primaveral, seguro que por homenajear a Pichichi en las personas de su viuda e hija, y también, como consecuencia, para contribuir con su dinero a aliviar las estrecheces
económicas sin cuento que éstas venían soportando. Se inició el encuentro con un
manifiesto equilibrio entre ambos equipos contendientes. Las jugadas brillantes comenzaron a sucederse entre el contento del público, y eso que, según reseñaron los periódicos, “en el transcurso del match se vio gran suciedad y bastante salvajismo”… Al decir de los mismos, “el juego del rugby no puede encajar en el ambiente futbolístico español. El fútbol es noble, elegante, varonil; el rugby tiene mucho de brutal y poco de noble. El público, desconocedor, casi en absoluto, de estas clases de luchas, mostró en un principio bastante interés en seguir el desarrollo de las jugadas; pero pronto se cansó y terminó aburriéndose y descorazonándose, máxime al enterarse de la derrota en Colombes por los
italianos. ¡Para que se adelanten juicios exagerados! ¡No te metas a profeta, Zamora, que fracasamos! Terminó el partido de rugby con el resultado de 21 puntos a favor del equipo de Bayona, por 12 que logró el equipo hendayés”.

Colombes como noticiaHabrá advertido el lector que al cronista “se le escapó” la referencia al partido que, dentro de los Juegos Olímpicos de París, la selección había disputado en idéntica fecha a Italia. La cita, como se refiere, tenía lugar en Colombes, una población a media hora de ferrocarril desde la capital francesa. Como refiero en mi libro Belauste, el caballero de la furia, “en el ambiente flotaba la incógnita sobre la titularidad de un par de jugadores. Uno de ellos era José María Belausteguigoitia (…) La tarde trajo lluvia, que amainó mediado el encuentro. Disputadísimo (…) El tanteador señalaba un inquietante empate a cero y Gamborena pasó a ocupar el hueco dejado por Larraza. Hasta que llegó la tragedia. Perico Vallana, uno de los hombres más distinguidos por el momento, interceptó sin suerte un balón que pretendía recoger Zamora, despistando a éste en su acción. La pelota tomó una trayectoria impensada y se coló en la portería, contándose el minuto 87. Todo estaba consumado. De haberse ganado, el
próximo adversario hubiera sido Luxemburgo, lo que abría todo un cúmulo de perspectivas en el camino hacia las medallas”.

Volviendo al encuentro de rugby de San Mamés, la crónica se cerraba con estas consideraciones: “Somos amantes, como ninguno, del fútbol; pero jamás creemos que pueda interesarnos el rugby. Y de nuestra opinión son la mayoría de los espectadores que acudieron
ayer a San Mamés, llevados tan sólo del interés por cumplir un llamamiento tan noble y tan justo como era el de contribuir con su asistencia al beneficio de la familia de aquel gran jugador que nunca olvidaremos”.

Solamente en dos ocasiones más, el campo bilbaino ha vuelto a ser escenario de un encuentro con el balón ovalado como protagonista. La primera tuvo lugar en abril de 1948, cuando se jugaron aquí los cuartos de final del Campeonato de España entre el Club Deportivo de Bilbao y el SEU, de Madrid. En cuanto a la segunda, ocurrió el 11 de mayo de 1990, con motivo de un enfrentamiento amistoso entre las selecciones de Euskadi –en cuyas filas se encuadró el ya mítico jugador Sergio Blanco– y de Cataluña. Más; el club tampoco ha sido partidario de ceder el recinto a iniciativas ajenas al del fútbol, salvo en alguna ocasión y para que fuera marco de la etapa final en la Vuelta Ciclista a España. A despecho de esta política, y en otro orden de cosas, pueden anotarse dos excepciones: una, ocurrida en 1998, cuando con motivo de los fastos organizados para celebrar los 100 años de existencia de la entidad, Luciano Pavarotti cantó ante un generoso auditorio; y dos, en junio de 2003, con motivo de la llegada de los Rolling Stones a Bilbao, como inicio de una gira en la que visitarían
después Madrid, Barcelona y Benidorm. Habrá de recordarse que la banda británica tenía que haberintervenido en semejante escenario cinco años antes, pero que su concierto hubo de suspenderse.

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Fuente: Alberto Bacigalupe - Periódico Bilbao

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