domingo, 30 de mayo de 2010

Precedentes perdidos en el olvido

En 1927 y 1976 hubo sendos intentos de construir un nuevo campo en Deusto y Abandoibarra



Lo que es la historia. El eco de la colocación de la primera piedra del nuevo San Mamés sigue resonando. Tiempo atrás, otros intentos parecidos se quedaron en el limbo. En la década de los años veinte y en los setenta se pretendió construir sendos campo aunque en ubicaciones diferentes, pero siempre pegadas a la Ría.

Nos vamos a 1927. En agosto de esa fecha tuvo lugar una asamblea de socios en el teatro Buenos Aires. Manuel de la Sota, presidente, reclamó la necesidad de construir un nuevo estadio con mayor capacidad y nuevos servicios. Se pretendía disponer de gimnasio, polideportivo, frontón y velódromo. Se precisaba un solar amplio. El lugar elegido era la vega de Deusto, en Torre Madariaga: 43.921 metros cuadrados eran un superficie muy apetecible. Además, la zona estaba en expansión

El proyecto del campo correría a cargo del arquitecto Ignacio Smith. Dada la cantidad que se manejaba para esta operación, el club pidió respaldo a la Caja de Ahorros Vizcaína, que compró el solar por 1.167. 594 pesetas. La entidad financiera le ofreció al Athletic un arrendamiento con opción de compra durante 20 años. Y todo por algo más de 100.000 pesetas de alquiler anual. La operación parecía estar destinada al éxito, pero se vino abajo. Las razones, al parecer ajenas al club, no llegaron a trascender. De este modo, Bilbao se quedaba sin un referente arquitectónico y social, algo que unos años antes el arquitecto municipal Ricardo Bastida había reclamado con una propuesta. El lugar escogido era la Campa de los Ingleses, en Abandoibarra. Seguro que fue una cierta frustración para el autor de La Alhóndiga y la Casa Lezama-Leguizamón.

Medio siglo después

Tuvo que pasar medio siglo para que un intento parecido empezara a moverse. Fue a finales de 1976 y apenas trascendió para el gran público. Lo cierto es que sólo se conocieron algunos dibujos y poca información. Aquello fue fruto de se aunaron los intereses de varios empresarios vizcaínos, Mapfre y Renfe. La idea era regresar a La Campa de los Ingleses. Se pretendía disponer de un campo de 60.000 personas -por aquel entonces San Mamés estaba en torno a los 47.000-, con un gran aparcamiento subterráneo para 4.500 plazas. José María Eguidazu era el presidente del club. Tenía que decidir una propuesta interesante: a cambio de construir el aparcamiento y del solar de San Mamés, donde se construirían pisos, los empresarios se comprometían a hacerle el campo gratis al Athletic y a darle 250 millones de pesetas en cash.

Un proyecto frustrado

Eguidazu pulsó la opinión de su junta directiva, pidió orientación a Enrique Guzmán, Félix Oraá, Javier Prado y Pedro Ampuero. El sí parecía un hecho. El presidente rojiblanco encargó a los arquitectos Carlos Lázaro, Ángel Pérez y Vicente Mensua un estudio de los campos que se estaban construyendo en Argentina. El Mundial estaba a dos años vista en aquel país. Visitaron Buenos Aires, Mar de Plata y Mendoza para presentaron su informe.

Pero la historia fue terca. El proceso se interrumpió para que se celebraran las elecciones, en las que entonces sólo votaban los compromisarios. Y surgió la sorpresa. Contra pronóstico, el 24 de mayo de 1977 Beti Duñabeitia accedió a la presidencia por sólo diez votos -169 frente a 159-. Iñaki de la Sota, al que Eguidazu apoyaba, fue 'derrotado'. El gran proyecto quedé anulado, aunque poco después se convocó un concurso para remodelar San Mamés. Aquello costó una buena cantidad, unos 700 millones de pesetas. Después llegó la intentona de Arrate de disponer de un nuevo campo.


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