Fue un partido especialmente duro para el estado del terreno de juego en La Catedral el choque de Liga Europa del jueves último ante el Valencia. No dejó de caer agua a mares durante un choque casi heroico de todos los jugadores que saltaron al campo.
Como también había ocurrido en encuentros anteriores, tanto del Athletic como del Bilbao Athletic.
Por ahí puede interpretarse parte de los problemas de un césped tratado con mimo durante todo el año. Con lámparas de luz que protegen el crecimiento de la hierba natural y con cuidadores que se encargan continuamente de que esté en condiciones.
Pero en las últimas semanas, ha llovido muchísimo en Bilbao y ello, junto al alto número de partidos que suman un Athletic esta temporada hasta en cuatro competiciones y un Bilbao Athletic por primera vez en el nuevo estadio consecuencia de su ascenso a la Liga Adelante, ha sido demasiado para un terreno de juego al que los únicos problemas que se le recordaban eran los de su falta de asentamiento en la primera temporada del nuevo campo, la 2014-2015.
Habitualmente San Mamés acoge los 19 partidos del Athletic en Primera División y los choques de Copa y de competiciones europeas en los años en los que el Athletic se clasifica para ellas.
Pero no habrá muchas temporadas en la que se jueguen tantos partidos en La Catedral como en esta, ya que este año se suman los del Bilbao Athletic, que acabará el curso con 21 choques en casa.
A día de hoy, cuando al Athletic aún le faltan cinco partidos de Liga en casa, a los que podrían sumarse dos más en la Liga Europa si continúa hasta las semifinales, y al Bilbao Athletic otros siete en Segunda, en San Mamés ya se han jugado 39 partidos.
De ellos, el primer equipo ha sumado 25 (14 de Liga, 7 de Liga Europa, 3 de Copa del Rey y uno de Supercopa) y 14 el Bilbao Athletic.
Al final de la temporada, San Mamés habrá acogido un mínimo de 51 partidos, una acumulación encuentros que, cuando se junta con lluvias torrenciales como la de las últimas semanas en Bilbao, es letal para el césped La Catedral.
Como se ha visto hoy en el partido ante el Betis, en el que el nuevo campo bilbaíno presentaba una imagen penosa pero inusual, con calvas y en barro el centro del campo, a pesar de los que cuidados a los que es sometido. Los aguaceros caídos hace ocho días, en el Bilbao Athletic-Córdoba, y el pasado jueves han sido demasiado para un campo ya muy castigado las semanas anteriores.
Fuente: Mundo Deportivo
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