A pocos días de su demolición, el club no puede satisfacer la gran demanda de entradas y visitas.
JOSÉ L. ARTETXE
A San Mamés le quedan algo más de tres semanas de vida, tiempo en el que acogerá tres partidos más, dos de Liga y un tercero de guante blanco que escenificará el adiós definitivo. A continuación, sin pausa, se iniciará el derribo del recinto que ha acogido la leyenda forjada por el Athletic a lo largo del último siglo. Mientras, al otro lado de la calle Pichichi, se trabaja a destajo para que coincidiendo con el arranque de la próxima temporada el club se integre en la modernidad y tome posesión de una espectacular instalación. El viejo campo está a punto de expirar y su inminente desaparición ha generado una gran movilización, el pueblo quiere despedirse de su hogar, pisarlo por última vez, oler su césped, dejarse envolver por su encanto, evocar las emociones de tantas tardes consumidas en este lugar santo e inmortalizar ese instante íntimo en una foto con la familia o los amigos.
Esta especie de peregrinación era un fenómeno previsible, al fin y al cabo el Athletic se nutre de la tradición, se enorgullece de su pasado, yLa Catedral es, junto a la filosofía que sustenta al club, el principal emblema. Se esperaba que la respuesta sentimental fuese masiva, pero quizás no que adquiriese un cariz tan abrumador. En Ibaigane ya se han hecho a la idea de que la tónica se mantendrá hasta el mismo día en que San Mamés selle sus puertas y comiencen las obras. El pistoletazo de salida de la procesión de fieles rojiblancos coincidió con la apertura el primero de marzo de la exposición San Mamés 1913-2013. Desde entonces la petición tanto de entradas para asistir a partidos como de visitas al campo ha ido in crescendo, imparable, incontrolable, como la fiebre. La nostalgia ha prendido en la afición rojiblanca.
El club se ha visto obligado a reforzar los servicios, ampliar horarios y doblar el personal, a fin de atender al mayor número de personas en las mejores condiciones, pero existen unas limitaciones insalvables, inherentes al propio campo. En este sentido, la iniciativa de que el Bilbao Athletic y el Athletic femenino disputasen recientemente sendos compromisos fue de lo más oportuna, al permitir que muchos miles de no habituales gozasen de su oportunidad, pues el aforo está prácticamente copado por los socios y en las citas del primer equipo es imposible satisfacer la elevada demanda de entradas. Para ver al filial se ocuparon 22.000 localidades y fueron unas 28.000 las almas que empujaron a las chicas en pos del título liguero. Con el lleno que se registrará hoy (el papel a la venta voló en cuestión de minutos) y sumada la gente que ha pasado por el museo o ha cursado la visita programada al campo, sale que cien mil devotos han estado entre las cuatro paredes de San Mamés esta semana.
LOS DE CASA Y serían muchos más si el espacio diera de sí porque la centralita del club echa humo. La calentura no remite, todo el mundo quiere disponer de su oportunidad y se ha disparado significativamente el porcentaje de aficionados residentes en Bizkaia. El museo situado en los bajos de la Tribuna Principal, que cumplirá su décimo aniversario el 14 de mayo, siempre ha sido un reclamo importante para los de fuera del territorio, pero desde marzo la avalancha de vizcainos no cesa. Ese espacio plagado de reliquias y sentimientos no da abasto. En el ejercicio vigente contabiliza aproximadamente 50.000 visitantes, lo que quintuplica la cifra del año de su inauguración. Solo el domingo 28 de abril fueron casi un millar. Y sigue recibiendo solicitudes de reserva de colectivos procedentes de todas las localidades cercanas, cuadrillas, centros educativos, familias enteras,... Los fines de semana ya están cubiertos, por lo que se está tratando de encajar a la gente en los días de labor.
En el club reconocen que la calidad del servicio se ha resentido ante la necesidad de ampliar los grupos, en volumen y en frecuencia. Antes bastaba con dos guías, ahora hay cinco a pleno rendimiento. En Semana Santa ya se dilataron los horarios y la medida se ha aplicado luego a todas las fechas festivas. "Sentimos no poder cumplir con todos y estamos un poco preocupados porque ni siquiera sabemos todavía el día y la hora del partido contra el Levante. La gente ha tardado un poco en darse cuenta de que esto se termina y ahora es difícil atender a todos como se merecen. Es una pena porque la visita guiada que se ha hecho siempre era un lujo, por cómoda y relajada. Ahora tratamos de agilizar un poco para que nadie se quede sin venir".
Quien ahora se quede con las ganas, podrá resarcirse con la apertura del museo en el nuevo campo, donde se montará una exposición mucho más ambiciosa. Incluirá, por ejemplo, la camiseta y el brazalete del capitán de todos los equipos que en la vigente campaña han pasado por San Mamés, así como trofeos y material fotográfico que han permanecido almacenados o archivados por la escasez de sitio.
COLA DE MADRUGADA Por cierto, hablando de sitio, tampoco hay uno libre para posar con el once titular de Marcelo Bielsa en los prolegómenos del encuentro de esta tarde. El procedimiento para que los niños figuren en la instantánea con los jugadores consiste en apuntarse en Ibaigane a partir del lunes siguiente a un partido celebrado en San Mamés. Bueno, pues el 28 de abril, día posterior al emotivo empate con el Barcelona, se formaron colas en la sede del club de madrugada, como en las vísperas de los partidos grandes junto a las taquillas. Desde las 4.00 de la madrugada había padres para efectuar la reserva correspondiente y la lista estaba completa cuando se procedió a la apertura de la oficina. Con la particularidad de que se permitió que entrasen una veintena de niños más de lo usual, lo mismo que en el partido anterior.
El problema de la escasez se agrava en el capítulo de las entradas para asistir a estos partidos postreros del Athletic. Ya se sabe que el número que se pone a la venta es pequeño y la prioridad de que goza el socio barria todavía limita más el margen para el público en general. Los varios cientos de peñas del club repartidas por el Estado y demás países tampoco lo tienen fácil. Suelen ser entre 250 y 300 las entradas que el club destina a estos fieles que viajan a Bilbao de manera esporádica, cupo que no responde a esta emotiva sacudida que recorre el cuerpo social del Athletic.
"Si para el partido de las chicas, que se jugó en domingo al mediodía, se vendieron unas diez mil entradas, para ver al Athletic podría venderse todo el aforo. Harían falta no uno sino dos San Mamés para que entrase toda la gente que quiere despedirse del campo presenciando un partido del primer equipo". De modo que, como indican desde el club, serán muchos los que no cumplirán su deseo de despedirse in situ, como corresponde.
Así de vivo está el entorno del Athletic cuando el fuego de San Mamés se extingue. "Lo ven todo con otros ojos. Como esto se acaba, todo gusta más. Se van contentos, pero al mismo tiempo se les nota que también llevan algo de tristeza consigo. Tienen una sensación extraña". Esta observación realizada por alguien que ha visto desfilar a miles de rojiblancos por el museo, es extensiva a los que acuden a las gradas. Al fin y al cabo, todos están poniendo el punto final a una relación que ha durado un siglo. Es natural que la sonrisa se les ilumine con una lágrima al pisar por última vez su casa.
Fuente: DEIA
El sábado hubo 50 niños en la foto con el equipo, de los cuales, 21 fueron los que se apuntaron en las oficias de Ibaigane despues de hacer la cola de rigor y los 29 restantes por compromisos del Club, lo que dices de "que se permitió que entrasen una veintena de niños más de lo usual" no es cierto.
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