J. M. BORT VALENCIA
El nuevo estadio de San Mamés estará preparado para albergar los partidos del Athletic Club, el próximo mes de septiembre. Tres años después de que comenzaran las obras, el recinto del conjunto rojiblanco se levanta junto al viejo campo a un ritmo progresivo, sin pausas. Es, irremediablemente, un motivo de envidia para el valencianismo, un referente para no perder la fe en lo que algún día puede ser el Nuevo Mestalla, cuyas obras están paralizadas desde hace 4 años. Son dos conceptos, eso, muy diferentes. Dos planes pensados desde diferentes prismas.
La construcción de ambos campos está ideada con gestiones muy distintas. Mientras el Valencia se decidió a financiar al cien por cien el coste de la construcción de su recinto, con un presupuesto de 350 millones de euros, la edificación del nuevo San Mamés corre a cargo de una sociedad mixta, San Mamés Barria S.L. con la participación de tres administraciones públicas. La financiación del campo del Athletic, obra del arquitecto César Azkárate, corre a cargo de cinco instituciones. El gobierno vasco aporta 55 millones de euros, igual que la Diputación de Bizkaia y Kutxabank; el Athletic pagará 42 millones de euros y el Ayuntamiento de Bilbao abonará los 11 millones de euros restantes. Esta agrupación es fruto del plan aprobado en su día por la Junta General de accionistas de la Sociedad San Mamés Barria.
El nuevo San Mamés costará cerca de 200 millones de euros y la directiva del Athletic estima que podrá ser inaugurado el 15 de septiembre. Con capacidad para 53.000 localidades, 5.000 menos de las previstas en el primer proyecto, el futuro templo del club vizcaíno sustituirá al mítico San Mamés, que será demolido una vez su sustituto esté operativo. Contará con 122 palcos y permitirá un importante crecimiento de la masa social del club.
El nuevo San Mamés está concebido, al igual que el nuevo Mestalla, como un estadio de fútbol para no perder el ambiente del que siempre ha disfrutado el viejo campo, que este año cumple su Centenario. Pero con muchos matices. No hay un gran aparcamiento subterráneo, como en el recinto de la Avenida de Las Cortes de Valencia, pero sus sótanos están explotados al máximo. La participación del gobierno vasco y del ayuntamiento de Bilbao tienen su explicación. Bajo el césped, se destinan con 6.000 metros cuadrados para uso público, entre los bajos del recinto.
La magia de los viejos estadios
El estadio contará, por ejemplo, con un polideportivo con una piscina olímpica cubierta y zona de fitness abierta a los bilbaínos, cuya creación corresponderá al Ayuntamiento de Bilbao, y dos centros que pondrá en marcha el Gobierno Vasco. Se trata de un centro de innovación deportiva y un centro vasco de salud y deporte, donde se instalará la Agencia vasca antidopaje. La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Bilbao ha firmado un acuerdo con el Athletic para la cesión del uso por un periodo de 50 años de determinados espacios del nuevo campo de fútbol. Las instalaciones de atletismo se ubicarán bajo la tribunal principal, por lo que no obstaculizarán la visibilidad del campo de fútbol. Se habilita una pista de atletismo de 60 metros, así como una zona de saltos triples, salto de altura y salto de pértiga. La Federación Vasca de Atletismo ha sido tenida en cuenta, pese a que el recinto no contará con el anillo típico de los estadios multiusos. El Athletic siempre se mostró reacio a que el nuevo campo perdiera la magia de los viejos estadios, del que San Mamés es uno de los grandes iconos.
El Athletic Club comenzará a jugar en él a partir de la temporada que viene. La mudanza está perfectamente planificada. Las tres cuartas partes del graderío estarán terminadas este verano, cuando está previsto el derribo del viejo San Mamés. Con el recinto nuevo en funcionamiento, y una vez terminado el trabajo la retirada de los escombros, se procederá a cerrar el estadio con la construcción del último fondo. El estadio estará totalmente terminado en 2015. Será un estadio "cinco estrellas", por lo que podrá albergar finales europeas, mundiales y grandes eventos futbolísticos. demás, mantendrá un amplio equipamiento, con tienda, museo, zona de palcos, oficinas, restaurante, cuatro vestuarios -exigencia de la UEFA por si se juegan dos partidos oficiales seguidos- y un aparcamiento con 240 plazas para servicios, seguridad, prensa y televisión.
El Athletic Club pasará de los 34.500 abonados actuales a 42.000 socios. Ese incremento social es, precisamente, una de las claves que permiten que el sueño de los aficionados bilbaínos haya podido convertirse en realidad. Gracias a los nuevos ingresos por altas de socios, el Athletic podrá financiar su aportación como propietario del estadio. Cada socio nuevo deberá pagar 1.200 euros por obtener su condición, además de hacer frente a las cuotas anuales. Sólo por el primer concepto la entidad rojiblanca se embolsará alrededor de ocho millones. Y eso que el Athletic establecerá unos precios similares a los del campo actual, con una horquilla de entre 300 y 987 euros. En la nueva ubicación sólo hay un fuerte incremento, de entre el 44 y el 49 por ciento, para los abonos más baratos. El club vasco pasará a competir con el Valencia y el Atlético de Madrid por ser el tercero con más socios de la liga española.
Fuente: Levante-EMV
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