martes, 21 de julio de 2009

Otro gran concierto en San Mamés. Rolling Stones

A apenas 5 días de que San Mamés vuelva a vivir otra noche histórica, esta vez por la visita del Boss (Bruce Springsteen), recordamos el concierto de los Rolling Stones de hace seis años (25/03/2003), con la crónica de El Pais, y fotos de El Correo


Los Rolling Stones abrieron ayer en Bilbao las cuatro etapas del periplo español de su Licks World Tour, una extensa gira mundial en la que repasan sus 40 años de éxitos. Lo hicieron ante más de 38.000 espectadores en San Mamés y precedidos por Pretenders, compatriotas que también serán sus teloneros mañana en Madrid, y el domingo en Barcelona. La banda puso en pie al público desde la primeras canciones demostrando que se mantienen en forma después de más de 40 años ofreciendo conciertos. Unas siete horas antes de salir al escenario, Mick Jagger comió en Madrid.

El 5 de agosto, Benidorm será la cuarta y última escala española de la gira de unos Stones sexagenarios, pero que alardean de seguir todavía en lo más alto y de emplear 80 camiones para transportar el “mayor espectáculo” que puede contemplar hoy en día cualquier aficionado al rock.
 
Esta dimensión y el hecho de que las primeras entradas puestas a la venta se agotasen con velocidad hacían prever que los reventas iban a hacer su agosto, pero la organización sorprendió sacando en la mañana de ayer a la venta 600 nuevas entradas, ya que el montaje definitivo había permitido mejorar las líneas de visión, según los responsables del concierto. De ellas, menos de la mitad se habían vendido unos 30 minutos antes de que a 18.10 se abriesen las puertas del campo del Athletic, unas cuatro horas antes de que los Stones pisasen el monumental escenario principal —más de 1.700 metros cuadrados y otros 24 de altura—. 
El concierto de los Rolling Stones en Bilbao —donde ya cancelaron una actuación en 1998, también en el estadio de San Mamés, alegando una faringitis de Mick Jagger— era tremendamente esperado. 
Primero salió Pretenders, a partir de las 20.30 a plena luz del día y ante menos de medio aforo. El quinteto británico reservó para mejor ocasión los flirteos con el reggae de su último disco, Loose screw y repasó sus particulares grandes éxitos. Con ellos construyó un repertorio de pop-rock robusto en el que se centró en sus canciones más pegadizas y dinámicas, como Don’t get me wrong.

Un hora de espera

Después de tres cuarto de hora de actuación de Pretenders, y alrededor de una hora más de espera, salieron por fin al escenario los protagonistas del concierto, sus satánicas majestades. Los Rolling Stones aparecieron en escena como septeto apabullando a un público entregado con un par de clásicos de su repertorio, Brown sugar (en la que tuvo como protagonista al saxofonista de la banda) y Start me up. 
Mick Jagger iba vestido con una chaqueta fucsia que destacaba entre el ya de por si colorista vestuario del grupo. Jagger, al acabar estas dos primeras canciones, saludó en euskera: “Gabon Bilbao, azkenik hemen gaude” (Buenas noches Bilbao, por fin estamos aquí) en alusión a la suspensión de su concierto en 1998. 
Tras esta presentación atacaron después otra canción rockera, You’ve got me rocking, que permitió a Keith Richards exhibir su abanico de poses con la guitarra.
Acto seguido tocaron uno de los inéditos de su último disco Forty licks, Don’t stop y echaron el freno interpretando la famosísima balada dedicada a una antigua novia de David Bowie, Angie. A partir de entonces ya estaba el terreno abonado. Y Bilbao rindió tributo a la banda de rock and roll más grande. 
Jagger, mientras, quiso arrancar su visita a España con un festín culinario, que se vio parcialmente interrumpido por la permisividad española con el tabaco en la sobremesa, informa Lucía Abellán.pan tumaca. El líder de los Stones acudió con tres personas a un restaurante de Madrid, de inspiración catalana, sobre las tres de la tarde. Llevaba pocos minutos sentado cuando los dos comensales de la mesa contigua sacaron sendos puros. No hubo tiempo para que el ambiente se cargara. Jagger y sus compañeros huyeron como si se tratase de una embestida. Atrás dejaron el plato de jamón y una ración de 
El cantante, vestido con una camisa a rayas de manga larga, no sólo se protegió del humo, sino que incorporó un jersey rojo a su vestimenta ante la potencia del aire acondicionado. Pese al incidente, Jagger y sus acompañantes continuaron la comida en otra sala del restaurante, lejos de los puros.




Fuente: El Pais

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