Vivió San Mamés una noche plácida aunque la goleada fuese vino de vendimia tardía. Mientras el Albacete no metiese ni un ¡uuuhhh! en el cuerpo -no lo logró en todo el partido...- y el partido fuese madurándose como un fruto tropical no había por qué invocar al santo. Hubo sus cosas, eso sí. En los tres primeros minutos Fernando Llorente apareció en el área como solía: con presencia. Falló los dos remates -un cabezazo en sopas, blandengue, y un balón raso mal engatillado...- y ya comenzaron los primeros comentarios: "¿Para esto le esperábamos?", "Necesita siete para abrir una", "¡Qué salga otro!" La eterna impaciencia del fútbol, donde se es ángel o diablo en según qué hora.
Salvo ese runrún de poca monta -el Athletic fabricaba, con Muniainrevoltoso (volvió a escuchar eso del "¡Suéltala ya!", expresión a la que debiera hacer más caso...), Susaeta desenvuelto y Ander Herreraresuelto...-, el partido no era un encuentro de costaleros, no se vivía desde las gradas y tribunas como una pesada carga sino como la espera en la cola para sellar en ventanilla el pasaporte a los cuartos de final, cuando San Mamés ya huele la sangre.
"¿Vieron como Bielsa no le perdió el respeto al partido? ¡Se lo dije!". La frase, que ha de leerse con acento argentino para que suene literal -su propietario era un bonaerense afincado en Deusto, según supe después...-, la repitió a la salida del partido cuatro, cinco, seis veces ante un grupo de amigos que en un tris estuvieron de correrle. "¡Con Marcelo ustedes saldrán campeones, se lo dije!". Al parecer el tipo anda todo el día echando vaticinios y recordándolos después. Fue la anécdota extramuros del estadio.
Dentro, la gloria fue para Gaizka Toquero. San Mamés le saca en rogativa en los duros tiempos de sequía del gol y le adora cuando, como ayer, se destapa con un pequeño milagro. "¡Ha marcado elMessi calvo!", guaseaba un vecino de tribuna allá por el minuto 78, cuando el delantero resolvió de espaldas, con un taconazo de recurso. Y lo curioso es que le aplaudieron la ocurrencia, como le volvieron a aplaudir en la espera de una falta favorable, cuando el delantero agradeció al fondo de Misericordia con unos aplausos la ya famosa cantinela del "¡Ari, ari, ari, Toquero lehendakari!".
Para entonces el partido ya corría hacía su desenlace. El 3-0 en contra era renta que el Albacete no podía pagar y el equipo manchego debía renunciar al alquiler de una plaza en los cuartos de final. Hacía allí ponía rumbo el Athletic con un partido eficaz y bien jugado, "que recuerda al Athletic de Marcelo Bielsa de hace mes y medio", según se dijo en uno de esos sanedrines que se organizan a la salida de San Mamés, donde todas son voces autorizadas. O por ellas se tienen, al menos.
Y en una de esas chácharas tras el partido saltó la chispa, que amenaza con convertirse en pólvora si nos dejamos llevar por mal camino. "Ya veremos lo que hace Bielsa frente a Caparrós" dijo un aficionado al paso. No digo que se armase porque no se armó. Pero sí hubo un pequeño revuelo, un quesitunoeres-delAthletic frente a unesteesunvendebiblias que no lleva a ningún lado. Ninguno de los técnicos desean la división que sus más exaltados partidarios parecen buscar.
Fuente: www.deia.com
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