lunes, 30 de enero de 2012

"Pase lo que pase, nosotros tres disfrutaremos de la final"

Foto: Pablo Viñas
Los bilbainos Antxon, Lanbarri y Alain juegan en el Mirandés, pero su corazón sigue siendo rojiblanco

Con una eterna sonrisa dibujada en el rostro y los ojos casi tan brillantes como esas estrellas en las que ellos mismos se han convertido a base de ilusión y fe. Así afrontan Alain Arroyo (5-VII-1982), Ander Lanbarri (22-XII-1981) y Antxon Muneta (1-VI-1986), los tres bilbainos del ya histórico Mirandés, sus primeros y últimos pasos por las entrañas de San Mamés antes de que el destino llame a sus puertas para enfrentarse en semifinales de Copa con el equipo por el cual laten sus corazones. "Soy socio del Athletic desde los seis años y mi aita también lo es, hemos visto infinidad de partidos desde las gradas", confiesa Antxon. "¡Yo también soy socio desde los ocho años!, interrumpe Alain -con tres goles, segundo máximo realizador del equipo en Copa- antes de que Lanbarri revele que, a pesar de no ser socio del conjunto rojiblanco "yo también he venido a ver partidos a San Mamés siempre que he podido". Y es que, tras dejar en la cuneta a dos Primeras como Villarreal y Racing, el sueño copero alcanzó su máximo esplendor cuando, ya en el tiempo de prolongación del partido de vuelta correspondiente a los cuartos de final, un gol del exrojiblanco César mandaba a la lona al gigante Espanyol. "Yo estaba convencido de que íbamos a pasar. A pesar de las ocasiones falladas, seguimos luchando hasta el último minuto y fue una alegría que no se puede ni describir. Una auténtica locura, al pobre César casi lo matamos. ¡Nos tiramos todos encima de él!", desvela exultante Alain, mientras Antxon recuerda lo mucho que le costó aquel día salir del estadio: "fue increíble. Una vez pitó el final el árbitro, a mí me costó media hora llegar hasta los vestuarios y después, otros treinta minutos más poder llegar hasta el coche". Y no era para menos. Miranda entera quería sumarse entonces a una hazaña que, pase lo que pase en las semifinales ante los leones, goza ya de un espacio reservado en los anales de la historia.

Una gesta que Lanbarri, Alain y Antxon -los tres terminan contrato esta temporada en el conjunto burgalés y compaginan el fútbol con los pertinentes estudios para obtener el carnet de entrenador-, sueñan con seguir agrandando, pero siempre con los pies en el suelo, como confiesa el propio Lanbarri: "Esto es un sueño, pero como tal, sabemos que algún día va a acabar, por lo que tanto la plantilla como el cuerpo técnico somos conscientes de que lo más importante es la Liga, donde tenemos que conseguir los puntos necesarios para meternos en el playoff y luchar por dar el salto de categoría". Lograr el ascenso a la división de plata del fútbol estatal, esa es la misión terrenal de un equipo que, tras veintidós jornadas de Liga, lidera el grupo II de la Segunda División B.

LA MAGIA DE SAN MAMÉS 
Sin embargo, entre obligación y obligación, los tres bilbainos del Mirandés miran de reojo a la Copa, en la que ya sueñan con vestir de corto en La Catedral. Un estadio que conocen a la perfección, pero que toma un cariz aún más impactante cuando lo diseccionan desde el punto de vista del futbolista. "Es como para que se nos salten las lágrimas de alegría solo con pensar que vamos a poder jugar aquí y más, con lo que significa hacerlo en el partido de vuelta de unas semifinales de Copa", señala Alain, imaginando ya una cita que se hizo realidad cuando los de Bielsa sellaron la clasificación para las semifinales en Mallorca.

Los tres compaginan el fútbol con los pertinentes estudios para obtener el carnet de entrenador

"Cuando se confirmó que nos enfrentaríamos a ellos, lo primero que me vino a la cabeza fueron todos los domingos que he estado aquí como aficionado y que todos los amigos y familiares que vienen a animar con la camiseta del Athletic van a estar viéndome ahí abajo", apunta Antxon, mientras Alain añade que "llegar a semifinales y poder jugar encima en un escenario como La Catedral, donde llevamos viniendo a ver partidos desde hace más de 20 años, es algo inigualable".

Mismas sensaciones, pero con un valor sentimental añadido muestra Lanbarri, exjugador de Écija, Guadalajara y Lemona, que tiene muy claro lo que supondrá para él dar un paso al frente y saltar al césped de San Mamés: "Siento que, a mis 30 años, voy a ver cumplido un sueño que tenía desde pequeño y que, con el paso de los años, veía que se alejaba poco a poco", señala antes de añadir que "la única pega es que mi padre no va a poder verlo, aunque estoy seguro de que estará pendiente del partido desde ahí arriba". Palabras emotivas que iluminan por unos instantes los ojos del ariete de Aranguren, que se cobija en sí mismo antes de volver a recuperar la sonrisa con la intervención de Antxon, quien rompe el silencio para apuntar que "si no nos concentran, yo iré andando desde mi casa hasta el campo, ya que vivo a diez minutos del estadio. ¡Por algo siempre me entero de los primeros cuando el Athletic mete gol!"

Así, y con sus figuras ya inmortalizadas con el arco de San Mamés como fondo de excepción, los tres demuestran que si algo no se ha borrado de sus respectivas memorias es lo vivido en el año 2009, cuando el Athletic, comandado entonces por Joaquín Caparrós, logró abrazar una final copera 25 años después. Esa temporada, Lanbarri jugaba en el Guadalajara; Alain, en el Lemona, y Antxon lo hacía en las filas del Barakaldo, pero los tres permanecían unidos por una misma pasión, la de ver por primera vez al Athletic en una final del torneo del K.O. Quizás por ello, los tres recuerdan a la perfección cómo vivieron aquel partido en el que, tras vencer por 3-0 al Sevilla en San Mamés, los rojiblancos lograron el billete para una final que ahora son ellos quienes sueñan con disputar en el bando del Mirandés.

"Es uno de los partidos más grandes que he vivido en este campo. Estuve en estas mismas gradas con mi bufanda y camiseta del Athletic, saltando y abrazándome con gente que ni conocía", recuerda Antxon, quien añade que "lo celebré como si fuera un título; fue algo histórico para todos". Alain, por su parte, asiente con la cabeza cada palabra de su compañero y advierte que él también formó parte de esas 40.000 gargantas que se dejaron la voz para llevar en volandas a los rojiblancos hasta la final.

LANBARRI, DESDE LA DISTANCIA 
No así Lanbarri, quien al encontrarse jugando fuera -en Guadalajara- tuvo que verlo a través de la televisión. Algo que, sin embargo, no sirvió para templar sus ánimos, ya que según confiesa, "los vecinos de abajo, que eran compañeros de mi equipo, se enteraron bien de los goles del Athletic gracias a mis puñetazos en la mesa". Y es que, el fútbol y la pasión no entienden de kilómetros ni distancias, por lo que, ante la imposibilidad de acudir a Valencia, el ariete vizcaino volvió a repetir experiencia para la final ante el Barcelona, aunque para dicha cita decidió juntar a todo el equipo en un piso. "Hicimos una cena, sacamos la televisión a la terraza y cuando marcó Toquero, un compañero del equipo me comenzó a zarandear hasta el punto de que me rompió la sudadera. ¡Fue increíble ese momento!, aunque luego no se pudiese ganar", apostilla con las risas cómplices de Alain y Antxon de fondo, quienes sí pudieron estar en Mestalla.

Así, Antxon echa la mirada hacia atrás para recordar su particular historia: "Fuimos casi todos los amigos a Valencia, algunos con entradas y otros sin ellas. A mí como socio no me tocó, pero pude hacerme con una y, aunque no estuve con los de la cuadrilla en el campo, disfruté muchísimo con todos los aficionados que tuve alrededor". Además, remarca que "aun después de la derrota, seguimos aplaudiendo, cantando y animando a los jugadores durante más de quince minutos. Junto a la semifinal contra el Sevilla, probablemente sea el partido más bonito que recuerdo como aficionado del Athletic".

"Pues a mí sí me tocó entrada y cuando marcó Gaizka creo que bajé cinco filas desde el sitio en el que estaba para celebrarlo. No sé ni con cuántas personas me abracé. Fue una locura, un momento de éxtasis que ojalá se repita, aunque ahora con el Mirandés", matiza Alain, quien al igual que sus dos aliados de batallas, no olvida en ningún momento a qué club y a qué afición se debe.

SIN EL APOYO DE LOS SUYOS 
No sucede los mismo con sus amigos y familiares, quienes les han dejado en la estacada ante el desafío de apartar al Athletic de la final. "Desde el pasado miércoles nos hemos quedado sin amigos, hasta aquellos con los que he estudiado desde pequeño y que son de mi cuadrilla van a dejar de animarme", afirma entre risas Antxon, mientras Lanbarri subraya: "Yo estoy a punto de divorciarme porque mi mujer es del Athletic a muerte". Unos apoyos que los tres son conscientes que no les faltarán por parte de su incondicional afición. "Sabemos que Anduva va a ser clave para poder hacer algo y venir con opciones a San Mamés, ya que allí vamos a tener a la gente apoyándonos a muerte", apunta Alain, quien al igual que Lanbarri y Antxon, reconoce que, "si no logramos pasar nos quedaremos con la pena de que, probablemente, habremos dejado pasar la oportunidad de nuestra vida" aunque añade que si eso sucede, "después de dos o tres semanas cambiaremos el chip y gritaremos Aupa Athletic para animarles a tope en la final". Y es que, los tres tienen claro que, si pueden, estarán en la final de uno u otro modo. "Nosotros tres disfrutaremos de la final, ya sea como jugadores o, si no pudiera ser, pues como aficionados del Athletic, ya que yo tengo claro que voy a viajar sea como sea", remarca Antxon, mientras Lanbarri bromea: "¡Igual es en Anduva la final!"

Sin embargo, antes de la tan ansiada final, unos y otros tendrán que verse las caras en una eliminatoria que los tres esperan que sea "divertida" para los aficionados burgaleses y bilbainos, hacia los que se dirige Lanbarri para, desde lo más profundo de su sentimiento rojiblanco, señalar que "para mí sería muy bonito y todo un orgullo que, pase lo que pase, tanto los jugadores como los seguidores del Mirandés nos lleváramos una gran ovación por parte de la afición del Athletic, ya que hemos conseguido algo que será muy difícil poder repetir". Una esperanza a la que se suman Alain y Antxon, quienes, junto con Lanbarri, miran al horizonte con la mente puesta en lo que están a punto de vivir.


Fuente: www.deia.com

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