AITOR MARTÍNEZ
El primer paso una vez que el arco estaba posado sobre suelo firme, el más emotivo para los nostálgicos, fue su división. Cinco cortes que fraccionaron el emblema en seis trozos y 22 vigas de diferentes longitudes, de las dos que formaban inicialmente vigas de tracción que sujetaban la Tribuna Principal de San Mamés, novedosa por no tener columnas. Como si de un puzle se tratara, la media docena de piezas fueron marcadas antes de que dejaran atrás su antigua ubicación y fueran enviadas por carretera, gracias a dos convoyes de gran envergadura, a la empresa Lointek.
Una vez en Urduliz, los operarios comenzaron a lavar la imagen al arco, castigado por el paso del tiempo y las inclemencias meteorológicas. El saneamiento de los distintos trozos trajo consigo la eliminación de todos los componentes que, ya obsoletos, formaban parte del sistema de drenaje por el cual el elemento constructivo evacuaba el agua acumulada. De esta forma, cazoletas, deflectores, canalones y bajantes fueron eliminados.
PREPARAR LOS BORDES Los extremos de cada uno de los seis trozos han sido los que mayores modificaciones han sufrido por parte de los operarios de la empresa Lointek. Los cinco cortes de precisión realizados han obligado a reemplazar los trozos de chapa que fueron eliminados durante el proceso, todo ello como parte primordial de la preparación de los bordes para el último paso, el que aún queda por hacer: su instalación en Lezama. Además, en los extremos se han colocado anillos de respaldo que facilitarán el posterior ensamblaje de los diferentes trozos.
Una de las cuestiones que queda por concretar y que se desconoce si se llevará a cabo, tiene que ver con un posible arriostramiento en la parte inferior de ambas vigas de tracción, que de hacerse efectiva, se llevaría a cabo tras soldar las nuevas orejetas y unos perfiles debajo de cada orejeta por la parte interior de cada perfil.
El proceso de lavado de imagen ha ido acompañado por varias capas de pintura blanca, con el objetivo de mantener la imagen pulcra del arco. Todos los elementos han recibido el mismo sistema de pintura. El primer paso ha sido el chorreado, al que le siguió una capa de imprimación de 50 micras. En tercer lugar, una capa intermedia de 100 micras y, a continuación, una capa final de 40 micras. Una vez que el arco se eleve orgulloso en Lezama, cuando todos sus elementos vuelvan a conformar una única unidad, una vez que ya estén soldados, se le aplicará una nueva capa de 40 micras.
De esta forma, en unas pocas fechas, el arco, símbolo del viejo San Mamés, rejuvenecido gracias a la empresa Lointek, presidirá la factoría rojiblanca.
Fuente: DEIA
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